Estrés Calórico

El estrés calórico en la reproducción  ha sido estudiado ampliamente.

Sus efectos adversos se han reportado en aspectos como la duración y expresión del celo de la vaca, desarrollo embrionario temprano, flujo sanguíneo, relaciones hormonales y crecimiento fetal (Drost  y Tatcher; citado por González, 2000).

El comportamiento sexual y sus consecuencias como la tasa de natalidad, son los principales indicadores de la reproducción de las hembras bovinas  que se afectan negativamente por el estrés ambiental.
De tal manera que los programas emprendidos con el fin de aumentar la fertilidad de la vaca, tienen menor éxito en las épocas calurosas que en las templadas (Chemineau, 1993).

Un aumento en la temperatura uterina de 0.5°C, durante días calurosos, provoca disminución de la tasa de fecundación.

 En los bovinos, la exposición de novillas a 32°C durante 72 horas después de lainseminación artificial, inhibe el desarrollo embrionario, sin embargo, se sabe que el 48% de las hembras mantenidas a 21°C, pueden quedar gestantes sin problema alguno. Si el estrés térmico se presenta después de los 10 días del servicio, la fertilidad no se ve afectada (Rensis y Scaramuzzi, 2003).

Varios estudios (Ealy et al., 1994; Ambrose et al., 1999) han indicado que en el ganado bovino, el desarrollo embrionario es altamente sensible a altas temperaturas, entre los primeros tres a 11 días después del servicio; adquiriendo más tolerancia a altas temperaturas a medida que el periodo de gestación avanza. Se sabe que los embriones obtenidos mediante fecundación in vitro (FIV), son más susceptibles al estrés calórico que los obtenidos en condiciones naturales. Al respecto, Ambrose et al., (1999) indicaron que la mayor pérdida de embriones de bovinos obtenidos de FIV, ocurren antes de los 42 días, cuando las hembras están bajo estrés calórico.

La fertilidad en vacas lactantes, varía según la estación del año. En el invierno, disminuye cerca del 50%; en el verano 20 % y en el otoño es más baja que en el invierno. Unos años antes, Gilad et al., (1993) encontraron que las tasas de concepción en Israel disminuyeron del 52% en el invierno al 24 % en   el verano. En los países tropicales donde hay solo dos épocas del año las altas temperaturas afectan sobre todo en épocas criticas o sequía.

En  verano al igual que en las época seca tropical, el 80% de los estros pueden ser indetectables (Ambrose et al., 1999). Además, se ha notado  que cuando las temperaturas  rectales  de  los animales aumentan de 38.5  a  40°C, 72 horas después del servicio o la inseminación artificial de la vaca, las tasas  de  preñez  pueden disminuir hasta en el 50 %,  Ryan et al., (1992).

Estudios en novillas y vacas han mostrado  que la disminución en la calidad del ovocito en el periodo temprano del posparto, está asociada con balance de energía negativo y las bajas condiciones corporales de los animales, lo cual se expresa en aumento de embriones subdesarrollados y anormales, teniendo como consecuencia pérdida de embriones en los meses más calurosos del año (Wolfenson et al., 1997).

En la figura 1, se presentan las principales vías del estrés que afectan la fertilidad en hembras y en la figura 2, sus efectos sobre la reproducción en general.  El efecto del estrés sobre la reproducción, representa grandes pérdidas para el productor debido a la baja fertilidad de los animales provocada por la interacción de las diferentes causas de estrés que alteran el bienestar animal en las unidades de producción.



El ciclo estral de la vaca es un evento fisiológico sensible al estrés, principalmente al ocasionado por las altas temperaturas ambientales. Disminuye la intensidad y duración del celo y tiene efectos dramáticos sobre la fertilidad, principalmente en animales con problemas de adaptación a las condiciones tropicales.

Las altas temperaturas ambientales también afectan la fertilidad, el comportamiento sexual, folículo-génesis, ovulación, función luteal e implantación. Estos efectos se traducen negativamente en la tasa de natalidad incrementando el intervalo entre partos del bovino (Drost y Tatcher, citado por González, 2000).

Algunos trabajos en Estados Unidos han reportado para vacas Holstein yJersey ubicadas en lugares cálidos que los signos de estro solo duran entre 12 a 13 horas, mostrando una diferencia de 5 a 6 horas menos en la duración normal del estro que en lugares templados. El estrés calórico también se ha asociado con el aumento en el número de óvulos no fertilizados y embriones anormales. En hatos afectados por el calor se observa la falta de concepción, muertes embrionarias tardías e incluso abortos. Rebhund, Citado por González, (2000).

Los efectos más conocidos sobre la gestación de la vaca son la disminución del peso del ternero al nacimiento, alteraciones en las concentraciones hormonales materno fetales y reducción en laproducción de leche posparto (Cardozo y Góngora, 1999). El estrés calórico causa un descenso considerable en el flujo sanguíneo al útero, el cual está asociado con la disminución en el crecimiento fetal durante la gestación tardía y alteración de la funcionalidad de la placenta y la función endocrina. El resultado es un ternero de menor peso al nacer y alteraciones que afectan en la vaca el desarrollo mamario, lactogénesis y producción de leche en la lactancia subsiguiente.

Mazzucchelli y Tesouro (2001),  afirman que el mecanismo por el cual se afecta la fertilidad en las vacas con estrés por calor aún no está bien dilucidado. Sin embargo, se cree que el flujo sanguíneo es desviado desde los órganos internos hacia los tejidos periféricos en un intento de reducir la temperatura corporal mediante un aumento de las pérdidas de calor.

Este mecanismo acarrea una disminución en el riego sanguíneo destinado a los órganos internos, entre los que se hallan el útero, los oviductos y los ovarios; la disminución en el riego sanguíneo de estos órganos provoca también una menor disponibilidad de nutrientes y por tanto, disminuye su capacidad funcional. Es cierto que las vacas  quedan gestantes en climas muy calientes, pero los índices de fertilidad en dichas latitudes son, en términos globales, bastante bajos.

Otro mecanismo es el que plantea que la incidencia de factores estresantes provoca un incremento de la secreción de CRH (hormona liberadora de corticotropina), que a su vez conlleva al aumento en la secreción de la hormona adenocorticotropa (ACTH). Estas dos hormonas tienen un efecto marcado en la reproducción, pues la primera inhibe la secreción de GnRH por el hipotálamo, mientras que la segunda inhibe la secreción pulsátil de LH por la hipófisis, lo que se potencia aún más por la escasa liberación de GnRH (Phogat  et al., 1997).

Por otra parte, se conoce que los péptidos  opioides están claramente implicados en la mediación de los cambios inducidos por el estrés en la secreción de LH (Dobson y Smith, 2000).

Por todo lo anterior se pretende mostrar que es conveniente pensar en el confort del animal porque igualmente mejora su productividad. No debemos olvidar  que  confort y bienestar animal  hacen parte del nuevo lenguaje global   que hoy permea la producción animal*